- "Creo que lo que he aportado al periodismo deportivo es objetividad, porque quizás había que tener en cuenta algo importante de “Radiogaceta”, que no era un programa solo de fútbol, como el 99% de los programas. Era un polideportivo"
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Santiago Peláez (Fotografía LaOpiniondeMurcia.es) |
-Explíquese.
-Me dediqué en mi primera etapa a hacer todo tipo de periodismo, entre ellos de investigación, y cuando tenía entre 19 ó 20 años, como quería ir muy deprisa, como todos los periodistas, ofrecí la oportunidad de meterme en distintas cárceles españolas con los presos durante un mes para poder contar desde dentro la realidad que se vivía que, por entonces, en tiempos de Franco, era bastante fastidiada. Y cuando envié esa propuesta de acuerdo a la dirección de la revista para que se aprobara llegó un rotundo no. Pero muerto Franco, esa petición que estaba en el cajón de uno de los despachos del Ministerio de Justicia, el entonces ministro decidió que no estaría mal contar cómo habían cambiado las cárceles después de la muerte de Franco y, sobre todo, cómo se respetaban los derechos humanos de los presos.
"Fui a Barcelona a hacer una entrevista a Juan Antonio Fernández Abajo, que era Dios en el mundo de la radio y la televisión, y le gustó tanto que me dijo que a la primera oportunidad me llamaría y me contrataría. Sorprendentemente una semana antes de casarme me llamó para decirme que le habían nombrado director de “Radiogaceta de los Deportes” y que tenía un puesto para mí
-¿Y qué ocurrió entonces?
Para entonces mi vida había cambiado por completo, yo no solo trabajaba en Actualidad Española, también estaba en Radio Nacional y Televisión Española. También me había casado, tenía una hija y venía en camino otra. Por tanto, meterme de nuevo en la aventura de estar un mes en cada cárcel me parecía una barbaridad y mi mujer me dijo que si hacía eso se divorciaba. Entonces me propusieron visitar las cárceles que quisiera y que tendría una jornada completa con puertas abiertas para entrar por todos los espacios. Me pareció una propuesta buena y casi me exigieron que lo hiciera. Estuve en Carabanchel, en el Penal de Ocaña, donde estaban los más peligroso, y de ahí fui a Yeserías, la cárcel de mujeres para conocer su situación. Me pareció que había un mayor peligro en las cárceles de mujeres que de hombres. Después visité Alcalá Meco, que estaba considerada como en la cárcel más avanzada, y acabé en el Penal del Dueso, en Santoña, el mejor sitio porque se veía el mar y los presos tenían un pequeño huerto.
-¿Qué pasó a partir de ahí?
-Hice todo el trabajo y antes de publicar me empezaron a llegar amenazas de los presos diciendo que no contara todo lo que había en las cárceles porque había cosas solapadas. Una de las exigencias es que los textos tenían que ser supervisados por el ministro por si había cosas que podían ser malas y muchas cosas fueron tachadas. A pesar de todo, revisando los textos cuando he escrito mis memorias, me parece sorprendente que todo lo que se publicó entonces se pudiera publicar porque recogía el 85% de lo que vi. Por ejemplo, me vino un preso que se había dedicado a prostituir a niños y me vino a ver para que le diéramos dinero para no seguir haciendo eso. Vino un segundo día, le volví a dar dinero y al tercero me amenazó con que me iba a poner una bomba. Las cosas se complicaron y la policía me sugirió que en lugar de dedicarme a ese mundo que me fuera al mundo de los todos o del deporte. En ese momento fui a Barcelona a hacer una entrevista a Juan Antonio Fernández Abajo, que era Dios en el mundo de la radio y la televisión, y le gustó tanto que me dijo que a la primera oportunidad me llamaría y me contrataría. Sorprendentemente una semana antes de casarme me llamó para decirme que le habían nombrado director de “Radiogaceta de los Deportes” y que tenía un puesto para mí.
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Santiago Peláez delante del micrófono amarillo de RNE (Fotografía RNE) |
Me gustaba el fútbol y el atletismo. El baloncesto menos, pero no era un especialista. Entré en Radio Nacional a mi vuelta de la boda, empecé a trabajar con el equipo que él formó, donde estaban Luis de Benito, Héctor Quiroga, Juan Antonio y yo. Luego había otro equipo que ya estaba en la redacción y que se llevaba fatal con el nuevo y el jefe de deportes estaba más con ese que con nosotros. Había bastante inquina, pero la cosa no fue mal porque el primer año se ganó el Premio Ondas y a partir de ahí fue todo más fácil. Inmediatamente me llamaron para hacer televisión.
-¿Cuánto tiempo estuvo dirigiendo “Radiogaceta”?
-Estuve catorce o quince años, lo compaginaba con “Tablero Deportivo” y también he hecho las mañanas y las tardes de los domingos. Fui jefe de Deportes durante dos años y pico, lo dejé para ir a hacer las mañanas y me fui porque me lo pidió Pilar Miró, pero cuando ella se fue y vino un nuevo equipo me ejecutaron.
-Algo muy común. ¿Qué cree que ha aportado al periodismo deportivo?
-Principalmente objetividad, porque quizás había que tener en cuenta algo importante de “Radiogaceta”, que no era un programa solo de fútbol, como el 99% de los programas. Era un polideportivo.
"Carlos Herrera es Dios porque lo es, porque desde mi punto de vista es el personaje más importante que hay hoy en día en la radio"
-Por eso siempre escuchaba “Radiogaceta”, todas las tardes a las ocho lo ponía en la Redacción.
-Era un polideportivo donde se hablaba de la noticia del día, daba igual del deporte que fuera. El programa tenía dos misiones sagradas, informar de todos los deportes y separar por completo la opinión de la información porque la mayor parte de los programas de la época mezclaban. “Tablero Deportivo” era diferente, estaba dedicado al fútbol, con los goles en directo y con una especie de consagración a la narración de los partidos, algo que ahora no se hace jamás. Ahora en lugar de transmitir un Barça-Madrid se vierte más opinión de los contertulios que de narración, con lo cual, la mayor parte de las veces ni te enteras cuándo se produce un gol. El devenir de los tiempos ha aconsejado que haya tanta información como opinión.
-El periodista nunca tiene que ser el protagonista, pero en radio noto que ha perdido su cometido, que es narrar.
-Yo tengo una hija que ahora trabaja en TVE y hace un poco lo que hice yo. Entre (Juan Manuel) Gozalo y yo, él era más protagonista que yo, pero a lo largo de la vida te das cuenta de que presumes y machacas o prácticamente no te conoce nadie. Es triste, pero es así. Mi hija está haciendo un magnífico programa y al final pone un rótulo donde aparece que está dirigido por Ana María Peláez, sin más. Yo le digo que cada periodista vive de su imagen y que su padre se equivocó no viviendo de su imagen, porque al final, pese a haber hecho cosas bastante interesantes, casi no me conoce ni mi padre. ¿Por qué? Porque nunca me pareció que yo tenía que figurar, que solo tenía que ser el semáforo que abre y cierra para que cada uno fuera protagonista mucho más que yo. Pero pasado el tiempo te digo que voy comprendiendo todo lo que va pasando, que la gente anuncia su nombre. Hasta Carlos Herrera, que no lo necesita, lo hace. Carlos Herrera es Dios porque lo es, porque desde mi punto de vista es el personaje más importante que hay hoy en día en la radio y porque le interesa a su empresa, a él y a los oyentes que sea así. Esa ausencia de querer tener protagonismo tampoco es muy recomendable.
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Santiago Peláez junto a Isabel Borondo en TVE, programa "625 líneas" (Archivo TVE) |
-Así es, pero con el paso del tiempo te das cuenta de que los que lo han utilizado son gente conocida, y los que no lo hemos hecho, pues nos conocen bastante menos.
"Manuel Ventero me despidió de "Tablero Deportivo" por defender a mi empresa y pegarme por ella, este imbécil, porque no se puede decir otra cosa de él, me limpió a mí y también a Julio César Iglesias de las mañanas, que había sustituido de forma brillante a Herrera. Me presenté en el despacho del director y le dije que íbamos a perder 300.000 oyentes entre todos los programas. Me contestó que era lo que había. Un año después subí otra vez y le dije que me había equivocado porque habíamos perdido 600.000"
-Para mí no es un problema.
-Pero para muchísimos compañeros sí. (Pepe Domingo) Castaño, por ejemplo, al que no le gusta ser mucho súper estrella, ha tenido que tender más a ser estrella.
-¿Le costó jubilarse?
-Pues no, porque había tanto imbécil metido en la dirección de la empresa que para mí fue como una liberación. Yo fui un tío feliz durante tres cuartas partes de mi vida profesional, pero al final, después de Pilar Miró, la gente que vino a dirigir la radio televisión pública, en algunos casos, no estaba preparada y te podría hablar con nombres y apellidos que voy a dar en las memorias. Te puedo poner un ejemplo. Un tal Manuel Ventero, que vino a dedo por algún político de turno para ser Jefe de Informativos, que es un cargo muy importante. Este señor, cuando en el año 2000 España ganó por primera vez la Copa Davis y nosotros teníamos un equipo sensacional en Barcelona por si ganaba, no había previsto que, si se ganaba el primer partido del domingo, España era campeona. Dada su ignorancia había que tomar una decisión y estaba yo de responsable de la redacción. Le llamé porque había que hacerlo para cualquier cosa, para decirle que, si nos lo tragábamos con pan y patatas, sería imperdonable. Como los fines de semana nunca le encontrabas, llamé a la directora de RNE, María Jesús Chao (2000-2002), y le dije qué ocurría. Ella intentó encontrarle, no lo consiguió y me volvió a llamar y me dijo que por su cuenta interrumpiera la programación hasta que España ganara. Entré, corté emisión y vendimos la victoria de España. Seguimos toda la tarde con esa noticia por encima del fútbol y el lunes por la mañana, por primera vez en la historia, llegó una carta del Consejo de Administración felicitándonos por el magnífico trabajo realizado. Tres o cuatro días después me llamó a su despacho el tal Ventero, pensé que era para felicitarme y me preguntó por qué corté la señal y que quién era yo para hacer eso. Le expliqué todo y me dijo que supiera que venían curvas, me lo tomara como una amenaza. Y al cabo del tiempo, cuando se cambió la dirección y se nombró a (José Antonio) Sentís(2002-2004), que venía de La Razón, Ventero se convirtió en el jefe y señor de la radio. Cuando llevaba tres programas de “Tablero” de la temporada realizados, me llamó para decirme que el próximo domingo no iba a seguir haciéndolo.
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Santiago Peláez (Fotografía Soloboadilla.es) |
-Por defender a mi empresa y pegarme por ella, este imbécil, porque no se puede decir otra cosa de él, me limpió a mí y también a Julio César Iglesias de las mañanas, que había sustituido de forma brillante a Carlos Herrera. Entonces me presenté en el despacho del director y le dije que íbamos a perder 300.000 oyentes entre todos los programas. Me contestó que era lo que había. Un año después subí otra vez y le dije que me había equivocado porque habíamos perdido 600.000.
-¿Volvería a ser periodista deportivo?
-Más que periodista deportivo volvería a ser periodista.
-¿Y nota que se ha perdido muchas cosas de la vida por este oficio?
-Cuando tengo fantasías, digo que volvería a trabajar gratis porque era pasión, no un trabajo, un juego permanente, disfrutar las doce horas del día que estaba trabajando. Era un juego y un juego bien pagado que me permitió conocer los cinco continentes, un privilegiado elegido para los dioses.