El Grupo Parlamentario Popular votó en contra de la creación de una Ponencia para debatir el futuro de la radio en España
Queremos seguir siendo europeos, y no avergonzarnos
- La crisis económica se entrometió en el proceso de digitalización que la radio emprendió en los 2.000, y terminó por cercenarlo
- El PP no concedió siquiera el beneficio de la duda al resto de sus señorías que sí apoyaron la Ponencia. El PP llevaba consigo su verdad, y la impuso sin complejos
- El DAB es una realidad. Ya no es una entelequia. Dejó de serlo hace mucho tiempo. Pero los senadores del PP no se han enterado
- El PSOE sorprendió apoyando la Ponencia, después del mutismo de su Secretario de Estado para la Agenda Digital, Francisco Polo
- Hay dos colectivos que resultan beneficiados por el NO del PP a esta Ponencia: las operadoras de red y los radioperadores
- La introducción de la DAB en Gran Bretaña ha revitalizado el mercado publicitario del sector con un crecimiento del 27%
- RNE debería liderar la implantación de la DAB en España, pero ha estado parada, porque así lo quisieron los Gobiernos Zapatero (PSOE) y Rajoy (PP), tanto monta, monta tanto, en este asunto
- El PP ha defendido intereses espurios, y si no lo ha hecho -como defenderá- lo parece
Vamos a pensar mal. Parto de este planteamiento inicial, porque no puedo entender -no me cabe en la cabeza- que alguien pueda creerse sus propias mentiras. Lo que se planteaba el pasado lunes 17 de diciembre, en la Comisión de Industria, Turismo y Comercio, del Senado, la Cámara más Alta del Legislativo español, era la oportunidad de hablar y debatir, analizar, el futuro de la radio en España, atendiendo a la propuesta de digitalización que ha hecho la Unión Europea, al apostar por la norma DAB, y su evolución, la DAB+.
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El senador Jordi Navarrete de Compromís, que ha liderado la propuesta de Ponencia sobre la DAB |
El grupo parlamentario valenciano Compromís, cuyo ánimo en la defensa de la DAB hay que aplaudir sin ambages, promovió en esa Comisión la creación de una Ponencia para tratar la digitalización de la radio. Estaba en juego, no solo el marco necesario para intercambiar opiniones y argumentos, sino el propio progreso del sector en nuestro país, y su equiparación con el resto de países que conforman la Unión Europea, que han apostado muy seriamente por la DAB como sucesora de la Frecuencia Modulada, una tecnología -todavía muy fuerte y presente, nadie lo niega- que permanece activa porque la crisis económica se entrometió en el proceso de modernización que la radio emprendió en los 2.000, y terminó por cercenarlo.
El PP le dio una patada, en su esencia, y en última instancia, al propio Parlamento, donde, por definición, se habla, y se respeta al contrario, aunque no se esté de acuerdo con sus postulados
Lo que está ocurriendo en España con respecto a la radio y a su necesario proceso de digitalización, está provocando la estupefacción de dos organismos internacionales complementarios, como son la Unión Europea de Radiodifusión (UER) y el WorldDAB, el encargado de reunir todas las iniciativas, en este caso a nivel mundial, en torno a la DAB, la norma técnica más extendida en el planeta para digitalizar la radio. Aunque ambos organismos practican con devoción el principio de no injerencia, lo cierto es que en privado alucinan con lo que está pasando en España, y sus últimos movimientos, como éste ocurrido en el Senado, que no entienden, sobre todo analizado desde su experiencia en el Universo DAB donde se mueven más de 50 países de todo el mundo, y donde España está perdida en el mapa. Más de 475 millones de oyentes en el mundo disfrutan ya de emisiones en DAB, en muchos casos diferenciadas de los contenidos distribuidos a través de la FM.
¿Por qué el Partido Popular tumbó la propuesta de Compromís en el Senado? Apliquemos la cámara lenta para explicárnoslo. Los políticos -ni nadie- no pueden saber de todo. Necesitan ayuda de expertos en las diferentes materias sobre las que legislan para acertar con las mejores decisiones. Y deben -es su obligación- buscar profesionales honestos, competentes y sobre todo independientes de cualquier lobby que intente sacar tajada de una posición política concreta. Sinceramente, no creo que éste sea el caso. No me da esa impresión. Porque las ideas que trasladó el representante del Grupo Popular, el senador canario Antonio Alarcó, no tenían una base independiente, sino interesada. No buscaban el beneficio del sector, sino el de una parte del sector. Y esto es lo auténticamente grave.
Lo que está ocurriendo en España con respecto a la radio y a su necesario proceso de digitalización, está provocando estupefacción en la Unión Europea de Radiodifusión (UER) y el WorldDAB
¿Cómo puede un político manifestarse en contra de una emisión gratuita de contenidos sonoros (radio) y defender al mismo tiempo el único canal de distribución que se paga: internet? El ciudadano, que debe ser el primer beneficiado por las acciones de sus políticos, a quienes elige, no puede ver en esta actitud de los Populares nada independiente, sino interesado. El senador Alarcó se aprendió muy bien la cantinela de su asesor o asesores y la defendió in extremis, con convicción, como si se creyera sus propias mentiras. Tal vez Alarcó ha sido víctima de unos asesores irresponsables cuando menos a los que creía, y que le estaban engañando. Pero no concedió siquiera el beneficio de la duda al resto de sus señorías que sí apoyaron la constitución de la mencionada ponencia. El PP llevaba consigo su verdad, y la impuso sin complejos. Es lo que tiene el poder. Y la sinrazón, porque nadie está en posesión de la Verdad absoluta.
Europa está tirando del carro de la radio digital terrestre desde hace años. En este 2018, según datos del WorldDAB, países como Noruega -que ya ha apagado la FM-, Suiza, Dinamarca, Alemania, Reino Unido, Holanda y Bélgica cuentan con coberturas en DAB superiores al 95 por ciento. Italia se sitúa en el 80 por ciento e incluso Australia se sitúa en este Club DAB con un 65 por ciento. Ya hay más de 80.000 kilómetros en Europa que cuentan con cobertura de DAB, y los coches nuevos que se comercializan en los países con mayor cobertura, ya salen de fábrica con receptor DAB. El DAB, por tanto, es una realidad. Ya no es una entelequia. Dejó de serlo hace mucho tiempo. Pero los senadores del PP no se han enterado.
Los partidos deben buscar asesores honestos, competentes y sobre todo independientes de cualquier lobby que intente sacar tajada de una posición política concreta
Sus argumentos fueron endebles y fácilmente rebatibles, pese a lo cual no se dejaron convencer. ¿Para qué? ¿Para, reconociendo su error de enfoque, quedar en evidencia? No, eso no puede pasar con un político. Los políticos, sean del color que sean, no se equivocan, y no le reconocen la razón al contrario. Los argumentos que defendía Compromís, y que apoyaron los nacionalistas vascos, comunidad de grandes consumidores de radio; Podemos, que ya lo había hecho antes, y fue criticado por ello, y el Partido Socialista, que sorprendió después del mutismo de su Secretario de Estado para la Agenda Digital, Francisco Polo, estaban contrastados, y apoyados en la experiencia de nuestros países vecinos. Pero no sirvió de nada.
Hay que resaltar también que la cerrazón del PP a la puesta en marcha de esta Ponencia supone un no rotundo al diálogo. No se trataba de aprobar un nuevo Plan de Radiodifusión Terrestre digital, sino, simplemente, de sentarse a hablar delante de una mesa, invitando a expertos para entender mejor el proceso, y ajustar y consensuar los criterios. El PP le dio una patada, en su esencia, y en última instancia, al propio Parlamento, donde, por definición, se habla, y se respeta al contrario, aunque no se esté de acuerdo con sus postulados. Otro hecho, en mi opinión, muy grave.
Insisto, pensemos mal. Además de la lógica resistencia al cambio, que nos afecta a todos, y en este caso también a los consumidores de radio, que debemos migrar a nuevas tecnologías provistas de DAB (barrera que superaremos si los contenidos -siempre los contenidos- nos atraen; y ahora ya con un precio más que asequible); lo cierto es que aquí hay dos colectivos, claramente definidos, que resultan beneficiados directamente por el NO del PP a esta ponencia, a saber: 1) Las operadoras de red, Movistar, Orange, Vodafone, Yoigo, etc. y 2) Los radioperadores. Vayamos por partes.
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El senador popular Antonio Alarcó, que dio al traste con una Ponencia, que solo perseguía hablar |
Antes de la llegada de internet, la radio en España era universal y gratuita. La radio distribuida por la red no es ni universal (hay que disponer de acceso a internet, primera barrera tecnológica y económica), ni gratuita (hay que abonar la tarifa de datos, y la radio los consume). ¿Por qué los smartphones que comercializan las operadoras de red no tienen activado el chip de la FM? Excuso decir que para fomentar el uso de datos en la escucha de radio online. En definitiva, estamos hablando de negocio. Puro y duro. La radio, que sigue configurada como un servicio público, y a ello responden las concesiones administrativas, se convierte en un negocio para unos pocos. Y hay que explotarlo.
Hay dos colectivos que resultan beneficiados por el NO del PP a esta Ponencia: las operadoras de redy los radioperadores
Por otra parte, las radioperadoras, Prisa Radio, Atresmedia y Grupo Cope, los principales actores privados de la industria radiofónica española, junto con Kiss FM y otras pequeñas marcas, viven en un oligopolio tácito en el que la tarta publicitaria (poco más de 465 millones de euros, según datos de Infoadex) ya está repartida. Las grandes compañías, sobre todo Prisa Radio que es la que más se lleva, ya tienen establecida una estrategia en función de su previsión de ingresos procedentes de esa tarta. La entrada de nuevos actores, bastantes más porque la radio digital terrestre multiplica las actuales emisiones de los saturadísimos diales de radio de las grandes ciudades, como Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia, perjudicaría gravemente, en su opinión, su statu quo, les obligaría a repartir más la tarta, y no es de su interés perder posiciones ni tampoco meterse en un berenjenal que les obligaría a una enorme inversión inicial (que amortizarían en un plazo razonable debido a que los gastos con tecnología digital se reducen), cuando sobreviven con cierta holgura con la vetusta red de Frecuencia Modulada.
Están equivocados en sus previsiones, si atendemos a la experiencia británica, la más avanzada en Europa, que España pudo compartir, porque nuestros orígenes en el tiempo fueron comunes. En Gran Bretaña 19 millones de usuarios disfrutan con contenidos emitidos exclusivamente por postes de DAB. ¿Cuál ha sido el resultado comercial de este nuevo escenario? Pues que la publicidad ha aumentado un 27 por ciento su presencia en el sector. Es decir, el sector de la radio en Gran Bretaña se ha reforzado. ¿Quién se lleva las mayores porciones de la tarta? Los que más audiencia atraen, en un marco de libre competencia. Evidentemente, quienes partirían como favoritos en ese hipotético nuevo escenario de radio digital DAB en España serían los mencionados grupos radiofónicos, a los que se sumaría Radio Nacional de España, que debería ser el brazo ejecutor de la política del Gobierno, y el líder que impulsara el despliegue de la DAB y DAB+ en nuestro país, reproduciendo el modelo imperante en la mayoría de los países europeos. RNEha estado parada, porque así lo ha querido el partido en el Gobierno, y aquí me refiero, indistintamente, a los Gobiernos Zapatero (PSOE) y Rajoy (PP), tanto monta, monta tanto, en lo que se refiere a la inacción digital sobre la radio.
Antes de la llegada de internet, la radio era universal y gratuita. Cuando llegó, dejó de serlo: ni universal (hay que disponer de acceso a internet, primera barrera tecnológica y económica), ni gratuita (hay que abonar la tarifa de datos)
Y éste no es, en mi caso, un argumento original, sino compartido. En febrero de 2018, en el programa “Buenos días, Madrid”, de Onda Madrid, el catedrático de la Politécnica de Madrid, Mateo Burgos García, coincidía en las grandes barreras que impedían el progreso de la radio digital en España. El investigador subrayaba que “si en vez de 25 pueden entrar 125 emisoras, va a haber más competencia, y en consecuencia la publicidad se va a repartir más. Para estas emisoras lo que más les interesa es que la situación permanezca cuanto más tiempo posible como está, y claro, tienen mucha fuerza”. A un medio de comunicación, mejor tenerlo como aliado, que como enemigo. Esto lo saben bien los políticos, y por eso los medios gozan de ciertas prebendas por parte del poder y comparten con ellos una sensibilidad especial que les lleva a envolverles en una zona de confort lo más estable posible, alejada de incómodas incertidumbres, sobre todo si son de su misma cuerda ideológica...
El senador de Compromís, Jordi Navarrete, propulsor junto a sus compañeros de partido, de la Ponencia, ha arremetido contra la postura del PP, asistido por la fuerza de la razón: "Pretender a estas alturas mantener la misma radio de hace 100 años es de catetos", ha dicho. Y, al margen de la oportunidad en el uso de descalificativos indirectos, como ‘paletos’, ‘retrógrados’ o ‘cafres’, de los que nunca soy partidario, pese a que expresen un lógico enfado, el senador tiene razón en este caso. Negarse, por negarse, porque no pueden apoyar la iniciativa de un partido de izquierdas, porque no pueden obviar los intereses económicos que también representan, porque no quieren enemistarse con los medios de comunicación que atienden y responden a sus estrategias… no ha sido una buena idea del PP. Porque hoy todo se sabe, las redes sociales se encargan de destripar las declaraciones de sus señorías y dejar con el culo al aire al mentiroso, desasistido de credibilidad, y deshonrado por sus propias equivocaciones, en este caso interesadas.
El senador de Compromís, Jordi Navarrete, propulsor junto a sus compañeros de partido, de la Ponencia, ha arremetido contra la postura del PP, asistido por la fuerza de la razón: "Pretender a estas alturas mantener la misma radio de hace 100 años es de catetos", ha dicho. Y, al margen de la oportunidad en el uso de descalificativos indirectos, como ‘paletos’, ‘retrógrados’ o ‘cafres’, de los que nunca soy partidario, pese a que expresen un lógico enfado, el senador tiene razón en este caso. Negarse, por negarse, porque no pueden apoyar la iniciativa de un partido de izquierdas, porque no pueden obviar los intereses económicos que también representan, porque no quieren enemistarse con los medios de comunicación que atienden y responden a sus estrategias… no ha sido una buena idea del PP. Porque hoy todo se sabe, las redes sociales se encargan de destripar las declaraciones de sus señorías y dejar con el culo al aire al mentiroso, desasistido de credibilidad, y deshonrado por sus propias equivocaciones, en este caso interesadas.
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La senadora socialista Elena Víboras anunció que solicitará a Pedro Sánchez que agilice la DAB en España |
El PP se ha cerrado al diálogo, a un simple y -seguro- fructífero diálogo que intentaba profundizar en el proceso que la radio debe llevar a cabo para igualarse con nuestros vecinos europeos. El PP ha defendido intereses espurios, y si no lo ha hecho -como defenderá- lo parece. Y ya se sabe que hoy, más que nunca, no son los hechos los que mandan, sino la percepción de los mismos. Y aquí, la percepción de quienes amamos la radio y velamos por su progreso, por la ampliación de su oferta, por la llegada de nuevas propuestas y formatos, por la mejora de la calidad de su sonido y la desaparición de las interferencias, por el fomento del empleo y la regeneración del sector, por la desaparición de las miles de emisoras piratas, y sobre todo, por su universalidad y gratuidad, está clara: hay que apostar por la DAB. Será el momento, el gran momento, para la radio en España. Volverá a estar de actualidad; la prensa, y la televisión hablarán de ella, como casi nunca lo suelen hacer, y los oyentes se interesarán por las nuevas ofertas, y se acercarán a ellas comprándose nuevos receptores. No inventamos nada, ya ha ocurrido en Gran Bretaña, en Noruega, en Dinamarca o en Bélgica. Queremos seguir siendo europeos, y no avergonzarnos de nuestros políticos (¿una vez más?)..