Un reportaje de Eduardo Fernández para 'Papel', el suplemento dominical de 'El Mundo'
Madrugan como panaderos para servirnos el desayuno con noticias. Son Alsina, Herrera, Losantos y Pepa Bueno: las voces más populares de la radio matutina.
A las tres de la mañana, suena con autoridad el teléfono de Carlos Alsina. El periodista para el despertador con la pírrica tranquilidad que otorga saber que volverá a pitar media hora después, ya definitivamente. «A esa hora te dices: ¿qué necesidad? Me dura cinco minutos preguntarme qué hago con mi vida. Luego se me pasa», cuenta el locutor de Más de uno. Uno y no más son los cafés que se permite: el que toma recién levantado. Así aguanta, sin probar bocado, hasta que le apaguen el micro: «Comer antes o durante el programa no me sienta bien. Luego estás pesado».
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Los cuatro comunicadores, en un reportaje fotográfico de Thomas Canet |
El turno de Pepa Bueno llega a las 03.15h, como quien dice en el ayer de Hoy por hoy. Repetición a las 03.20h. Y una vez más a las 03.25h: «Si escucho ese titititittodavía en horizontal, mal he empezado». Luego, el bol rebosante de frutas, cereales y los restos del día anterior, como ese trozo de tortilla que podría iluminar la nevera.
Carlos Herrera a menudo desayuna eso mismo, pero bate los huevos en el momento, con los ingredientes convenientemente colocados el día previo -se acuesta a las ocho de la tarde y descansa del tirón-. La anticipación, a juicio del responsable de Herrera en Cope, resulta fundamental: «Una persona que se dedique al análisis y a la información tiene que adivinar por dónde va a ir corriendo el grupo de gente, para colocarse un poco por delante. La gente no te sigue sin más». Amanece a las 03.46h en su Sevilla, tal y como manda el móvil en modo avión, y tira de cápsula de descafeinado con sacarina.
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Cadena SER |
«El que crea que arrastra la opinión está perdido. Lo que haces es flotar sobre la opinión. Es la opinión la que te lleva a ti. Es absurdo pensar que tú diriges a la gente. Lo que tienes que conseguir es que la gente no te dirija», cree Federico Jiménez Losantos. Como Alsina y Bueno, duerme en dos tramos, generoso el de la siesta y comprimido el de la noche. «Un despertador antiquísimo chino» le saluda entre las cinco y las seis, según se prevea el tráfico de la capital. El teléfono no tarda en ponerse serio: «Automáticamente, mi escolta me llama para cerciorarse de que estoy despierto». Completa el desayuno con «entre seis y ocho pastillas». Nunca sobran vitaminas para radiar La mañana de Federico.
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Cadena Cope |
Por mucho que se les humanice, estas cuatro autoridades están al otro lado: ubicuas, en la radio. Son la primera voz de la mañana, como la de la conciencia, los padres o incluso Dios. No parecen temer a nadie desde sus torreones, si acaso a los encuestadores del EGM. España se despierta con estos locutores, aunque el país parezca pedir cinco minutitos más. Trabajan en la Ser, la Cope, Onda Cero y esRadio -de mayor a menor audiencia, por si efectivamente preguntan los del EGM.
Fuera de micro, Federico Jiménez Losantos también habla sin cortapisas. Apenas hace falta plantearle preguntas, si no fuera por el aparatoso termo que le acompaña a todas partes... «Es aguafé, un engrudo a base de agua, leche y el mínimo posible de cafeína». Admite la importancia inusitada que han cobrado él y sus homólogos de la radio privada: «En España tiene más influencia que ningún medio en ningún otro país en la formación de la opinión pública, tanto en lo político como en lo comercial». Si la interrupción publicitaria no la conduce él mismo, como ocurre con una promoción sobre las propiedades de la leche de yegua, aprovecha la pausa para regalar una foto dedicada a un fan y para atender correcto a un anunciante -que a juzgar por su devoción habría recibido con gusto otra fotografía.
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Onda Cero |
«Quien no reconozca que su ego se alimenta del reconocimiento ajeno, está mintiendo», afirma Pepa, acalorada, cercana; tan rápida en contestar las preguntas que saca tiempo para las suyas: «¿Estoy yendo demasiado deprisa?». Para las fotos, se concentra en posar; si no, saldría en movimiento. Herrera elogia el carácter «infatigable» de ésta en la Ser, y la capacidad como «analista extraordinario» de su tocayo en Onda Cero: «Todos los que llegan a la mañana indudablemente tienen una sustancia intransferible». Para intentar conocerla, PAPEL les ha dado el cambiazo con el micrófono.
La mañana no tiene medida. Los hipertróficos programas matinales ya suman hasta siete horas, como es el caso de Herrera en Cope, que concluye a la una de la... ¿tarde? Con el fin de concentrar esfuerzos en las mediciones de audiencia, las emisoras han alargado sus programas estrella. «Este formato no existe en ningún otro país de Europa», dice Pepa Bueno, que conduce el tramo de 6 a 10h de la Ser, previo al de Gemma Nierga, hasta las 12.20h.
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EsRadio |
Todos admiten, no obstante, que internet acabará por dejar obsoleta esta moda extralarga propia de Luis del Olmo. Viene de lejos. En los años 90, el matinal de Cope se lo dividían Antonio Herrero y Carlos Herrera, al que le concedieron una hora extra. «Hasta que Antonio Herrero consiguió echarlo. Demasiada prima donna. Decía Carlos cuando entraba en micrófono, con mucha gracia: "Son las 10 y Antonio Herrero". Y podían ser las 10.27h, porque el otro se pasaba del horario sin respetarlo», detalla Jiménez Losantos, ex líder de la franja matutina de la emisora de la Conferencia Episcopal.
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